FERNANDO SOTO APARICIO. ALBA ETERNA.


ALBA DE OTOÑO






Se trata de su último poemario, hermoso libro publicado por Argüezo y Garzón en 2.008 en el cual fluye su voz  con la naturalidad y sencillez del músico de pueblo, cantando en sonetos clásicos, siempre a la mujer, a la vida que se impone a la muerte con la pasión, a la inocencia de sentir sin rubor las primarias y profundas sensaciones del amante eterno, inquebrantable por el tiempo , prendado de los árboles y frutos de su tierra, con la ilusión de la paz en el joven corazón que se niega a envejecer el amor, iluminado siempre por la figura femenina que le permite tener todos los años de la tierra, sin que la muerte lo aterre porque la derrota a diario con su orgasmo que resplandece como el agua en el cuerpo de la fémina, pero seguro de la pequeñez humana que nos obliga a disfrutar la vida. Esa ilusa paz que es Dios para el poeta, pero que se trata de una casa iluminada donde los niños juegan a la vida. Hasta la nostalgia por Tunja, o la soledad imprimen su sello iluminado en la palabra.

Su biografía virtual, vuela para todos en sus sesenta libros. Sus ochenta años.

"Poeta, cuentista, dramaturgo, novelista, guionista de cine y libretista para televisión. Nació en Socha, Boyaca el 11 de octubre de 1933. A los nueve años prefería visitar la biblioteca de su padre que los juegos habituales de los niños de su edad, y olvidando sus obligaciones escolares, leía a Paul Feval, Miguel Zevaco, Alejandro Dumas y Julio Verne. A esta edad lee Los Miserables, de Víctor Hugo, uno de los libros que más asombro le ha causado. Además lee Los hijos del pueblo, de Eugenio Sue y a Stendhal, Gustavo Flaubert y Honoré de Balzac, miembros de la corriente del naturalismo francés. Recuerda haber leído un cuento infantil en el que el personaje subía una montaña, superando varios peligros con la obligación de no mirar a los lados por temor a quedar convertido en piedra. De adulto, Soto Aparicio, ha buscado este cuento y a su autor infructuosamente y ha llegado a pensar que tal vez él lo inventó. A los diez años intentó escribir sus primeras novelas: La aurora del amor y El gran viaje, las cuales nunca terminaría. Así transcurrió su niñez hasta la publicación de su primer escrito, Himno a la patria, en el suplemento literario de El Siglo, en agosto de 1950. Desde esta obra se manifestó el interés de Fernando Soto por el hombre afectado por la racionalidad capitalista, el aislamiento del individuo y el utilitarismo. Trabajó durante catorce años en la televisión. Su propósito fue educar al pueblo con miras a su realización personal y colectiva, y utilizando un lenguaje propio del medio de la televisión. Para él, el escritor debe pasar de la reflexión abstracta y simbólica al trabajo social real. Es así como en la serie Revivamos nuestra historia, con motivo del cuarto centenario de la muerte de San Pedro Claver, escribió un libreto original titulado Esclavo de esclavos. Para la misma serie escribió el libretoLos comuneros. La mejor obra literaria conocida de Soto es La rebelión de las ratas (1960-1961), en la que plasma la angustia de los mineros, explotados por las grandes empresas extranjeras que sacan buen provecho de su esfuerzo. La narración describe cómo se le hurta la rebelión y la protesta a los explotados, y cómo el que intenta despertarla muere aplastado por el poder. Con esta novela gana el premio Selecciones Lengua Española, 1962, España. Ha escrito 60 libros con diferentes géneros literarios: novela, cuento, ensayo, etc. Entre sus obras cabe destacar: Los bienaventuradosPremio Nova Navis, España (1969); Viva el ejército, Premio Casa de las Américas, La Habana, Cuba (1970); Después empezará la madrugada; El mundo roto; El espejo sombrío; Viaje a la claridad, Premio Ciudad de Murcia, España (1971); El proceso a un ángel Los viajeros de la eternidad. En 1998 se publican sus dos obras más recientes: Y el hombre creó a Dios y Bendita sea tu pureza".









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