SHIGHAMANTA
¿Un profundo hobby horse de Stapper?
Un hombre locuta en el ágora de Isla Cristal, el suceso cruento del azote huracanado que mató cerca de medio millar de personas. Pero ese día de muerte nacieron doce niños, entre ellos el “Antón”, personaje central.
El alucinado anciano, se cuenta o pretende contar a supuestos oyentes un relato de esa vida renacida y aparente, desde la creación de un personaje de papel por parte de su hijo.
Entonces no es la voz del poeta la que importa.
La impostación de su voz en la del locutor se impone, para contar el cuento al estilo del momento iniciático humano, cuando las familias se reunían luego de la caza, de la cena, y la oralidad que recrea con la voz el suceso al redondel de supuestos oyentes, se llena del olvido de los tiempos, del recuento de su propia vida.
“Libre asociación de ideas” es lo que utilizara John Locke para imponer el empirismo a la ética protestante, a la predestinación.
Las obsesiones que todos poseemos y que portamos como las “hobby horses”, nuestros acostumbrados y pequeños pasatiempos en los que a la postre metemos toda la vida.
Hobby horsesque utilizara Laurence Sterne, para escribir de otra forma la novela, que ya se había inscrito como un nuevo género, con sus normativas ajustadas y que pretende roturar y lo logra con su Tristran Shandyen el siglo XVIII expresándolo a todos los vientos: “Que dejen a la gente que cuente sus historias como le parezca”.
Es el renacimiento de un lugar insular, que se hace similar a una isla de la vida real, pero de forma tan surreal, que se hace equivalente a la caricatura y elaborar el “simulado” hijo o personaje principal del cuento que lleva el mismo nombre del locutor, del narrador.
Él es creado o recontado por su padre y a su vez, ese segundo “Antón” crea el “Shighamanta”, caricatura de triple esencia que alguna vez le da fama y que al final quiere acabar con la humanidad.
Dos Shighamantas de la trilogía intentan hacer desaparecer todo lo humano.
De extraña forma sí, valiéndose de la energía eléctrica por encima de la razón de la línea, del papel, siendo un dibujo, una figura, un remedo de tinta, que debiera utilizar el mismo medio para borrar a la humanidad y ser borrado.
Como aquel adorable Roger Rabbit del cine de Zemeckis. Que primero fue línea y color y luego repetidos dibujos que toman movimiento y se hacen dibujos animados, para luego sí, volverse números, dígitos, y hacerse dibujos digitales para ingresar al mundo de la proyección electrónica.
Y aquel personaje de caricatura se acercó a lo humano, interactuó con lo humano y participó de la acción de humanos que también usaron sus formas de dibujo en Toontowno Isla Cristal. La carne y hueso vuelta papel y viceversa. Ahí, en la facilidad de la creación hallamos la posible forma fácil de depurar una humanidad que se torna eterna, de una innecesaria y monstruosa infinitud de repeticiones que imponen poder.
El humor acaso se vea reflejado en ese locutor ebrio, que al final de cada intervención, muchas veces incita a la risa o al sueño.
La forma de concebir éste cuento, es la palabra, que crea al caricaturista, prevalido de frases cortas hurtadas a viejos poemas no explícitos, con apretujadas metáforas desmesuradas, inasibles, que procuran dar tinte de transparencia a ese mundo extraño de Isla Cristal.
Esos trozos de palabras si trazan rictus, sentimientos y llegan a dibujar sin tiempo racional, titubeando, el bosquejo caricaturesco de lo que parece ser humano. Un sinsentido, un recircular de la vida y la ambigüedad en apariencia humanas afectados todos por el personaje isleño.
El palimpsesto del creador.
¿Entonces que pretende el autor?
Acabar la caricatura, caricaturizando lo humano, humanando lo caricaturizado.
Probar que todos los escritores o contadores de historias debemos asumir como caricaturas al momento de contar el cuento, para poder asumir al supuesto personaje contado, como ese hombre primitivo debía dibujar primero en Altamira, al bisonte, para luego poder cazarlo.
Marco Polo
Altillo de Villanova.
Bogotá
Septiembre 15 de 2018
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