Jack London

 

 

                                                                     El llamado del bosque

https://youtu.be/K5W7a2bDsZA




 



 

La última película de Harrison Ford, me llevó otra vez al cuento largo o novela corta , que con ligeras variaciones, sobre todo en el engaño inicial del rapto, se desliza por el guión cinematográfico. 

 

Admito que para mi tiene gran valor ir de la fotografía en movimiento a la palabra escrita.

 

Aquí con la palabra, quien cuenta la historia  es el perro “Buck”.

 

Y pese a ser un animal, se nota el gran trauma sufrido a sus cuatro años por la bestia querida, al pasar como un ser humano de la libertad, a la esclavitud. 

Pese a que sus dos nuevos amos parecen mejores que su inicial domador que lo usurpó.

 

Eso de ubicar al perro doméstico, a la búsqueda o rescate de sus ancestros por necesidad, cual si la moral humana fuese innecesaria en medio de lo salvaje e imperara cual filosofía la rememoración fantasmal del pasado, de lo incivilizado. Es el atrevimiento de Jack London. Es decir, como si el perro pensara y debatiera  con la lógica y éticas humanas.

 

En la película para niños, por supuesto existe la adaptación o desfiguración del fondo único que quiso expresar el escritor y aun en la expresión física del animal gestualizando por computador. 

 

Porque al enfrentarse los dos perros, Buck debía ir perdiendo y al final lograr revivir por aquello del manejo de la tensión.  

En el escrito no se lo despoja de lo salvaje cuando precisamente esa es la función  al humanizar al animal y compararlo con la parte oscura de la misma evolución. 

 

Por lo demás Francoise en el relato es también un hombre.

 

Es que el animal que en contacto con el bosque había recobrado su instinto salvaje, pero también había entregado su amor al hombre que lo había salvado.

En retribución realizaba por él  aún cosas imposibles como arriesgar su vida o defenderlo y hasta hacerlo ganar una apuesta por su fuerza y vitalidad.

 

Es el perro el que medita y piensa sobre  sus ancestros y la bondad del amo actual y lo compara con su antiguo amo, el de las cavernas como un hombre de pelaje antiguo.




 

Es el perro doméstico que se hace salvaje otra vez y es capaz de leer en el aire la premonición de la muerte de su último amo por parte de los Yeehats, no de un buscador de oro, pero que regresa para vengarlo acabando con casi toda la tribu y viajando por el mito y hacerse leyenda o fantasma o Espíritu maligno, temido por los “indios” que en el film, son reemplazados de forma sutil por un blanco ambicioso con el tono moderno de la moralidad vuelta a favor del nativo.

 

El perro cruzado, es ahora el dios de los lobos reproduciendo en parte el color de su mestizaje:

 

“Su ansia de sangre se agudizó más aún. Se había vuelto un asesino, un animal de presa solitario que sobrevivía por si mismo gracias a su propia fuerza”

 

“El hombre y las leyes humanas ya no lo retenían”

 

“De su garganta brota un bramido, mientras canta una canción del mundo primitivo, que es la canción de la manada”

 

Entonces entendemos que la discrepancia con el autor es notoria, porque aquel insufló en el personaje perruno, su necesidad de regresar a su origen, no aquello de seguir siendo una inútil y domesticada mascota de los humanos que también tienen en su cerebro la parte reptiliana y oscura de lo salvaje.

 

Marco Polo

Altillo de Vilanova

17 de Septiembre de 2020

Bogota D.C.

  

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