CARSON McCULLERS









La novela, un verdadero palimpsesto del que escribe al final. 
Es la segunda y sorpresiva novela conque la autora de “El corazón es un cazador solitario” vuelve asombrar. Y no solo por sus hermosos títulos. En esta hermosa edición, en la que incluye todos sus cuentos y dos novelas además, de la que reseñaremos,  La balada el café triste y Frankie y la boda.

¿D.H.Lawrence?, Isak Dinesen como lo dice Fresan el compilador, fueron los inspiradores, con la necesaria lectura de la realidad en un puesto militar de su marido y la captura de un soldado voyeur.

Pero el tono y la forma un tanto desperdigada en que cuenta la historia nos permite llegar al fondo  de su manera de relatar.

Su estilo en apariencia despreocupado y loco, casi hace parte de la misma historia, como si la escritora fuera consciente y parte de lo que está contando, como sumida o absorta en medio de sus personajes “anormales” que no son otros que los personajes reales pero escondidos a los ojos públicos con máscaras, de los que sabe de sus falsedades, de héroes castrados por un fusil y degradados del estatus humano donde naufraga su inverosímil labor inútil de dominadores aparentes, de hombres y mujeres a cargo de un comandante.

De ahí el desbarajuste de personalidades perdidas, de amoríos inútiles, de tantos closets oscuros que nos vuelve a la memoria esa “Belleza Americana” tan dramática, pero tan brutalmente equívoca, donde los héroes no son mas que muñecos de plomo que difícilmente pueden intentar una frase o un saludo.

Si fue un ejercicio para la autora, debemos admitir que el suspenso se pierde y se reinicia cada dos páginas, como si adrede la autora llegara a un clímax y consciente lo enfriara con una continuidad fastidiosa de un nuevo asunto síquico que va sumando al personaje que toma.

Debemos estar preparados para soportar un nuevo modo de escuchar las historias que hablan de las oscuridades humanas, de las debilidades de todo ser que las desconoce y admitir que somos pedazos de una u otra anormalidad.

Eso de dotar las actitudes desgarradas de la traición como un acto de la locura, o la animalidad machista del soldado con la fragilidad del despreciado “Anacleto”, el “criadito”, integra a la carencia humana a la misma autora, que golpea y golpea con su maldita tercera persona, ampulosa, de diosa henchida  tocada y sucia por la realidad de lo que palpan sus palabras.

Marco Polo
Altillo de Villanova
25 de Febrero de 2020
Bogotá D.C.

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