SERGIO ÁLVAREZ


 

35 muertos




 

Como lo asegura el autor dentro del texto: “Dar ganas de seguir leyendo”, es escribir bien. 

En un libro voluminoso de casi quinientas páginas, es toda una proeza, es un triunfo.

 

Cuando conocí a Sergio Álvarez era el año 2011, iba efectuar en la Feria Internacional del Libro, la presentación de su novela, 35 Muertos. Compré la novela y estuve en el acto de lanzamiento y su presentador fue un locutor hoy cuestionado, por ser cuñado del actual presidente.

 

Al firmarme el libro hizo la siguiente dedicatoria: “Para Marco Polo, protagonista también de esta novela. Sergio Álvarez. 

A lo mejor porque lo enteré que había habitado el barrio Quiroga en los años cercanos a su relato y además tuve cercanía con el verdadero Morei.

 

En aquellos días comenzaba el Blog LITERATURA Y MISTELA y cuando le solicité una pequeña entrevista en video, prácticamente se negó. Me imagino, porque no era empleado de Semana u otro medio afamado. O porque como dice Cervantes en el Coloquio de los perros: “Nunca el consejo del pobre, por bueno que sea, fue admitido”.

Mi interés por la novela se detuvo al reasumir otros textos de urgencia, porque terminaba mi propia novela.

 

Hace una semana la retomé y leí casi de un tirón la mitad.

Entre el día de ayer y hoy, pude terminar la otra mitad, pues me propuse acabar esta tarea aún dentro de éste año oscuro.

 

Considero en primer lugar, que contar la novela en 82 capítulos no fue seguramente en razón a una necesidad del texto, sino a un impulso mecánico que la experiencia del autor, por su relación con los medios, le permitieron prever. 

Y por ello, siendo como fue premiada y publicitada su primera novela “La lectora”, llevada a la pantalla chica por capítulos, estos, que establecieron un rating, justificaba aprovechar la fama en el canal más visto en Colombia en aquellos tiempos.

 

Más, es evidente su investigación histórica al momento de escribir cada capítulo.

 

La ubicación en el tiempo, con versos de canciones populares por capítulo, la ubican con certeza en la piel de la memoria del lector y la melodía se hermana y ajusta con cierta eficacia para los 35 años de vida nacional que entendemos transcurren, y que también utilizo en mi texto novelado, como recurso y coincidencia con la obra de Sergio.

 

La suya es la historia nacional del transcurrir de 35 años, contada de forma coral, donde la primera persona dota de gran vigor vital el lenguaje, que aunque uniforme para cada personaje, enfrenta la supuesta fatalidad de nuestro país con la ayuda de la violencia, a una extraña pero no falsa normalidad de los personajes, que hasta suenan a veces alegres dentro del baile mortal que permiten esta extraña novela picaresca de actualidad, donde el azar une al primer matón con su hijo al final, cuando termina siendo un perdonavidas.

 

Entonces el maremágnum de personajes contando su personal historia, la de ellos, en primera persona vitaliza como dijimos el cuento, en ese mundo refiriendo historias similares que son diferentes, pero iguales  en cada capítulo de la obra.

 

Aunque a veces nos hace creer el autor, que se trata de la mala suerte del personaje que se ubica fuera de lugar, como determinado por un guion divino, dado a cada uno de los colombianos que cuentan su historia, tan personal, pero tan entrelazada de unos con otros en la violenta ráfaga contada con delirio.

 

Por allí pasan los bandoleros que fueron secuela de la violencia del 48, el fraude electoral, las nuevas propuestas de izquierda, el barrio obrero de las clases trabajadoras que engendraron hijos pandilleros, sus amores adolescentes y la vida general del país que como noria repite a cada vacilación la misma violencia, de paramilitares y guerrilleros o soldados que permiten al personaje principal estar de forma equívoca en cada una de las atrocidades nacionales.

 

El personaje central, cree haber contribuido con el primer matón a incrementar su número de muertos, cuando al nacer muere la madre.

 

El lenguaje y la vibración de cada capítulo dotan a la novela de una vertiginosa y rafagante acción propicia para ser filmada. Pero no alcanza a escandalizar al lector, porque su lenguaje es similar para cada uno de los testimoniantes que narran los sucesos. 

 

Por el contrario notamos que el autor mete el dedo en la llaga de la historia nacional que en más de 200 años no ha podido dejar los enfrentamientos salvajes, o singulares de pequeñas guerras que hacen en total una gran conflagración de sangre y muerte como un sino de la esencia nacional, donde los credos, políticas y partidos, ismos y teorías de derecha e izquierda son burdas farsas de imposición de poder, siempre con la misma solución aberrante, de armas, poder y  droga.

 

 

 

Marco Polo

Altillo de Villanova

30 de Diciembre de 2020

Sobreviviendo el año oscuro.

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