SIRI HUSTVEDT



Recuerdos del futuro





La importancia de ésta novela para cualquier novel escritor, radica en el atrevimiento y el uso de la realidad, el recuerdo y el manejo del tiempo a partir de supuestos textos contenidos en un diario y que constituyeron en su momento lo que sería el futuro de la escritora, que iniciaba un año en la construcción de su ópera prima, y con la realidad de ese diario, su visión del ahora y su deseo de ir escribiendo un texto sobre un investigador, refunden en el lector la sensación del título de ésta obra con la verosimilitud de estar indicando la evolución del yo de la joven y de la vieja escritora en un solo texto, con el atrevimiento Shandy.

La intertextualidad y su remisión a otras obras, me obligan a agruparla con otras norteamericanas que han elaborado la historia literaria de esa nación, ubicadas mas al sur de su feminismo que en el equilibrio literario con los considerados padres de la literatura gringa. 

Entonces pienso en Margaret Mitchel, Loisa May Alcot, Carson MCullers, Tony Morrison, Djuna Barnes o Alice Walker y ésta, Siri Hustvedt integrantes de una tradición literaria de mujeres buscando sitio que casi llegan al equilibrio de los varones, si los pesamos con sus aportes.

Por ser Premio Princesa de Asturias en 2019, nos queda flotando la suspicacia de la influencia de un varón escritor, tan reconocido y tan querido por nosotros.

Más su frescura y atrevimiento al ensamblar varias historias, desde diversos formatos de papel y memoria que mezclan y analizan los tiempos de la primera persona, para traernos la intriga hilarante y trágica de cómo se llega a vivir para desarrollar una novela, en una mujer de nuestro tiempo.

De otro lado debo confesar que es la escritora que me llevó a rescatar un refundido libro obsequio en los años noventa, de un vendedor de libros a la postre, condiscípulo del colegio en la infancia, “El bosque de la noche” de Djuna Barnes, para buscar entre las mujeres norteamericanas la cualidad unificadora que me permite ésta idea.
Como es nuestra costumbre, hemos ido glosando a lo largo de su texto nuestras impresiones hasta llegar al final con sus 17 capítulos y sus 410 páginas.





La futura escritora viaja desde Minnesota(Su tierra natal) a buscar su héroe literario  en Manhattan, para elaborar su primera novela. Desmitificando el acto de escribir: 

“Entonces no sabia lo que ahora sé: que al escribir también me escribía”

Y lo que hace es ir en pos del futuro. 

Se da como plazo un año para terminar su escrito y las paredes de su cuarto modesto, son frases de la literatura universal, en una ciudad real que puede ser imaginaria, porque los recuerdos pueden ser inventados. 
A sus 23 años, una licenciatura en Filosofía y Literatura inglesa y sus ahorros de camarera, más su máquina de escribir, un gran bagaje para empezar. 

Es la ciudad la que la estimula y la hace girar, con sus impresiones de la calle y el metro, hasta llegar al Greenwich Village el barrio de la mitología bohemia en busca de los Dadá, de Djuna Barnes y Marcel Duchamps y la mítica Baronesa, Elsa Von Freytang-Loringhoven.
Escribe su diario por un año y hoy cuarenta años después, trae sus recuerdos de 1979. Porque entiende que el pasado es frágil. 
Su diario sirve para ser transcrito, y puede, (a ese que sería su futuro), referirse ahora cuando es su presente en una novela. Y aunque no conoció a esa edad la nostalgia, si se atreve a contarnos sus intimidades, desde su ejercicio solitario de la sexualidad que la traducción desluce.
Como centro de su escritura surge Laurence Sterne son su cita de cabecera del Tristran Shandy:

“Escribir un libro es, para todo el mundo, como tararear una canción;  así pues, señora, limítese usted a estar a tono consigo misma: que éste sea alto o bajo da absolutamente igual”

Con ello nos gana de forma arrolladora para su texto.

“ Todas las novelas son iguales”

Y la suya comienza a escribirse a partir de escuchar silbar a su vecina a través de la pared, o improvisar otras voces de donde se deduce la muerte de una niña, y asoma el personaje  de Lucy Brite y Ian su héroe en ciernes en el papel.

En  su segundo capítulo dice vivir en subjuntivo. 
Tan solo deseando, sin hacer. 
Y ve los dos yos , el de 1978 y el actual en que escribe y puede filosofar sobre el tiempo, sobre la coexistencia temporal en el solo hecho de tener libros de tiempos diversos entre sí, del ser joven y vieja.
Su diario la lleva al hombre misógino, a las digresiones Shandy.
Lucy y Iam obran en su diario y es su narrativa paralela, la del segundo personaje. Su vecina es la distracción con los libros, el camino a la novela.

Seguramente su profesión le permite hacer estas digresiones desde Einstein y el tiempo a la concepción de la historia doble o paralela que nos permite discernir entre la reflexión sobre la vida y la supuesta creación de su historia paralela. Y los tiempos recogidos, retomados ahora le permiten que sus dos Yos interactúen a pesar del tiempo discurrido.
Luego, encuentra la amistad en la gran ciudad y cree que su novela tiene su origen en la vecina. Tan sólo debe buscar al asesino.

Ella es la ciudad. Ella es New York. Ha encontrado su novela.

En un capítulo loco que sigue, se enfría su ímpetu sobre la explicación creadora, cuando adopta la vida nocturna y deja naufragar la historia de la escritura entre la pobre historia de su Watson y la búsqueda del héroe. Pero sigue luego dando su opinión actual sobre aquellos años que refuerza la página transcrita del diario.
La vida intelectual un tanto irreal, escuchando falsos conferenciantes, uno el tal Paul Man y una experiencia con pareja sexual, ejercicio y textos que se enfrentan hasta la soledad del abandono y el gasto de recursos que la llevan a la cuasi mendicidad. Comiendo sobras de la basura. Todo por el derroche y el abandono que la llevan del diario al recuerdo para la respectiva autocrítica.
El ir y venir del pasado al ahora y del recuerdo al diario permiten disfrutar su forma de salir de la miseria, al ser contratada por una mujer adinerada que le permite volver  a creer que es feliz, mientras su diario nos habla y crece. La otra impertinente historia más lúbrica que de detectives, son los libros que casi hablan.

Luego navega en el manejo del tiempo del recuerdo a la imaginación. El presente y el pasado y vuelve a comparar sus Yoes.
Al narrar el grupo, las descripciones fastidian que hacen de su diario y la historia una broma inútil. 
Entonces habla de la baronesa un extraño personaje femenino de la poesía (Que nos trae Duna Barnes en su novela “El bosque de la noche”) y el arte que va de lo masculino a lo feminista, imponiéndose como la creación del Punk Neoyorkino, donde su cuerpo es el arte en sí, no dependiente de los hombres. Es la baronesa Elsa.

Casi al mediar la novela, nos trae el relato fascinante de lo que constituyó su cuasi violación en la gran ciudad. Por su deseo de aventura, por la permisión de su experiencia en una noche de fiesta.
El recuerdo me duele…”
Ella investigando a la vecina y resulta que también es investigada por aquella y hasta criticada por la misma y quien le ofrece esotéricas soluciones, desde su extraña comunidad, de esa disfunción familiar que le ha perdido dos hijos. Con la Lucy maltratada frente a ellos con sus enfermedades mentales y esperando ser salvada por la magia del viejo lenguaje que cubre el sentimiento.
Un aquelarre es la cena. Las vecinas eran brujas en N.Y. y la cuasi violación la unió a las vecinas por la vulnerabilidad. Pero nos recuerda la mujer sabia que desde el medioevo ha sido disculpa religiosa para ofrendar a los ojos ignaros del varón con poder.
¿Eso y la sicología de la autora, se hacen un torbellino de contradicciones y sutiles unidades que compagina?
La mujer minimizada, que se fortalece ahora con una navaja de nombre “Baronesa” para capar a sus agresores.
Lucy finaliza en el cuaderno y luego en un sanatorio. 
La amistad termina luego del encuentro y fin de su hijo drogadicto y no sabemos quien fue el criminal que asesinó a Lyndi.

Culminando sus páginas, no me llega, no me impresiona así hable ahora en tercera persona y decida acabar con su paralela historia de Sherlock Homes que casi ni se escucha a lo largo del libro, esperando siempre sus verdades sobre lo que es escribir.
Va cerrando la realidad de cada personaje entre la hora y el recuerdo y más en el presente, ahora, nota que la historia que escribió en la ciudad estaba dentro de ella, esa escritora que fue y es la narradora de hoy. 
La sicóloga ha escrito su obra, ha buscado su héroe en la gran ciudad y lo descubre dentro de si, resumiendo su obra en la página 408 sobre el tiempo: 

“Estoy escribiendo ahora, escribiendo contra el tiempo, por el tiempo, con el tiempo y en el tiempo. Estoy escribiendo fuera de mi tiempo e introduciéndome en el tuyo lector”

Es una voz de mujer que busca volar sin tener un arma para el equilibrio. Como su dibujo de la página 411.


Marco Polo 
Altillo de Villanova
Bogotá D.C.
Diciembre 3 de 2019.








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