UNA BIOGRAFIA DIFERENTE.

Benhur y el papel de la amistad





A estas alturas en que el papel es parte fundamental de nuestra vida, creo haber conocido al escritor en las páginas de un periódico en Febrero de 1974. 

Él, desde su columna acostumbrada “El Buho” y yo, hacia la mitad del mismo periódico, “Pregón del Huila”, con mi cuento “Toñil”, mi primera histórica publicación, que aún no tenía ese título.


Como Secretario de Cultura y Turismo Benhur Sánchez había regresado al Huila, escogido creo, por “el hermano Pola” el gobernador, para hacer parte de su “gabinete” secretarial y en su columna hablaba del tema obligado ese año, ITUSCO el Instituto Universitario al cual iría yo  a ingresar a estudiar Literatura dos semestres de ese año, en Neiva y pude conocer por la portada del libro de un amigo común, su trazo de dibujante



Es extraño como al año siguiente cada uno se ubicó en la Capital y el mismo profesor Lasso que también había abandonado el Huila, nos reunió de nuevo en la revista  de Arte y Literatura que fuimos creando en Bogotá, TEOREMA en una especie de frente cultural unido por el paisanaje.


  

Desconocía yo, sus dos participaciones en el premio ESSO de novela e ignoraba que Benhur había publicado ya en 1969 su primer libro con el que había ocupado el segundo lugar: La Solterona que hoy nos tiene celebrando sus 50 años.

Tampoco me había percatado que el Instituto Colombiano de Cultura había publicado en 1973 su libro de cuentos “Los Recuerdos Sagrados”. Y cuando me llegó la Revista “Huila” en 1980 y yo estudiaba Derecho, el amigo Benhur, ya estaba escribiendo un libro sobre la “Narrativa en el Huila” Dos siglos de entusiasmo.



Luego recibí como obsequio la publicación del “El cadáver” que le había publicado planeta y alguna vez asistí a la tertulia que diera origen a una antología con su producto de “Literatura de contracartel”.




El amigo era un escritor reconocido y yo daba palos de ciego sobre literatura y sobre mi futuro económico que vino a incidir definitivamente en nuestra ya cercana amistad, cuando el amigo escritor publicara la novela “Venga le digo” y me pidiera el favor de realizar su guión para “Teatro Popular Caracol”, porque deseaba que tuviera la energía que había encontrado en alguno de mis cuentos, que cargaba en cuartillas en las que terminaba ese, mi primer libro “Cartas de Goma y otras ficciones” y por ello, me apliqué comprando al menos varios textos sobre la elaboración de un guión. 
Pero por esos días de 1982, cuando había terminado mi carrera de Derecho, llegó a mis manos otro papel, el nombramiento como Juez Promiscuo de El Pital Huila y debí decidir, si continuaba o no en el mundo de la ficción o adoptaba el mundo del papel que tenía en la mano.
Con un libro en ciernes, me regresé al Huila donde ahora La Universidad Surcolombiana, publicara mi primer libro de cuentos y a escribir otro que trazara mi vida literaria, “Cuarto de amor discreto

Cinco años luego, pude apreciar que el amigo Benhur, había publicado  su libro de “Narrativa e Historia” El Huila y su ficción, donde me mencionaba y publicaba un cuento de mi autoría. Igual aconteció luego con su “Identidad Cultural del Huila en su narrativa”




De nuevo los dos en Bogotá por los años 90, nos permitimos reencontrarnos en la Biblioteca “Luis Angel Arango” a donde iba, para que entabláramos muy buenas charlas sobre lo que estábamos haciendo, o a investigar sobre algún texto que estuviera elaborando.
A las ferias del libro en aquellos primeros años, siempre asistí con el regusto de poder encontrarme de nuevo con el escritor amigo, costumbre que adoptamos luego con Lis, cuando parecía que tan solo íbamos a la Feria del libro a encontrarnos con Benhur, con su sonrisa y alegría de siempre y su bomhomía a prueba de papel y de tiempo que se correspondía con su epitafio que alguna vez mencionó: “Era una buena persona”. 
Así llegó a mis manos el resto de su obra, suscrita siempre en nombre de la amistad y de ese extraño oficio que se había vuelto una obligación de vida.
Nuevos “Cuentos de Contracartel” y sus novelas, “Así es la vida amor mio” o “Esta noche de noviembre” y  “Victoria en España”.



 “Cuentos de la Mona Cha” o “ Mi ejercicio de la reflexión” hasta llegar a “Buen viaje mi General” al que hicimos los más ridículos reparos, por incluir hasta el nombre femenino de su atrevimiento esotérico, antes de llegar a su definitiva lectura. Porque en otra tertulia en casa del también amigo común Joaquin Peña, mencionamos el punto, y alguien lo predispuso en contra nuestra, pese a que había hecho ya una leve reseña de su novela y debí buscar su texto para probarle nuestra eterna devoción a la amistad:

La del amigo de toda la vida, en una novela que parte de ahora, con una mujer que se hace personaje por  obligación y que se pega a la voz como excusa de su propia necesidad de vida.
La historia se convierte en la voz esotérica del último liberal que cruza los espacios del escritor con precisos tajos de la rula de la vida, ávida de luz, carente de silencios como si el rumor fuera la necesidad de alguien que negó la muerte en los lábios del I Ching.


Con mi retiro definitivo del derecho y dedicado otra vez de lleno a los libros, llegaron a mis manos sus últimas publicaciones, “El frente inmóvil”,  “Laboyos” y  “Sonata en Yo mayor” las que reseñé en mi blog “Literatura y Mistela”.



En el año 13 de nuestro nuevo siglo, recurrí otra vez al escritor amigo, esta vez para pedirle que hiciera la presentación de mi primera novela Armas de Juego, en Neiva. La condición exclusiva fue: “Si me gusta se la presento”. 
Así que por gustarle, no solo hizo la presentación con su serio y hermoso ensayo “No es un juego es una novela” , sino que corrió la voz de que era una gran novela y me conectó con Carlos Orlando Pardo, a quien indujera a su lectura. 




Pero lo nuevamente extraño de la amistad, es que al obsequiarme su colección de “Maestros contemporáneos” estuve a punto de morir por el papel, por los libros. Y esto es literal, según me refiere Lis, única testigo de lo que pudo ser el final de mi vida. 
La noche en que nos encontramos en casa de su hermano, antes de la presentación de “Maestros contemporáneos” y luego de celebrar con escocés, me escribió la siguiente dedicatoria en “Buen Viaje General”:

Para Marco Polo: Esta hermandad en la historia y la literatura con quien será uno de los escritores más importantes del espectro de nuestra literatura. Bogotá 2014”.
Salí de su casa a dos cuadras de mi apartamento, feliz por el encuentro, por el obsequio y por la dedicatoria y bajando las gradas que corren al centro del jardín con la lluvia que caía, resbalé y aún ágil por fortuna, di un giro total sin que me golpeara la cabeza y solo destruí el paraguas cayendo de nuevo parado.
El salto mortal que obliga una buena amistad y el papel de los libros.

Mas no puedo olvidar su resumen jocoso al crear un libro: 

“Uno se sienta por meses o años y escribe, luego corrige y finalmente se mete la mano al bolsillo para publicar un libro, que tiene que vender o presentar o finalmente regalar a los amigos, quienes al termino de seis meses regresan a que se los explique”

En la última feria de nuevo estuve en el lanzamiento del libro “Vidas contadas” que son comentarios a Diez de sus novelas y pude además conseguir la edición española de “Memoria de un instante” que tampoco había leído, pero además compré la última edición de su primera novela publicada LA SOLTERONA, que entrañó para mí al realizar su reseña, la unidad de los oficios del artista, la de pintor y la de escritor, desde el cuadro que ilustra la portada hasta su contenido un tanto surrealista.




Si había pensado en proseguir una segunda temporada con el Blog de reseñas LITERATURA Y MISTELA, pensé de forma inicial que la invitación al encuentro “Internacional de Colombianistas siglo veintiuno” en Ibagué,  sería el suceso mas importante de mis últimos años en los libros, sobre todo por la invitación que en la feria me había hecho Carlos Orlando, con lo que pensé, debía partir la nueva época de mis reseñas con el libro del Critico norteamericano Raymond Williams, “Novela y poder en el Gran Tolima Grande y América Latina”, pero luego balanceado lo que significa el interior y el desarrollo de mis páginas y ésta crónica, concluí que es mucho más profundo en mi vida y en mis escasos libros, la verdadera y sencilla amistad de BENHUR, que decidí escribir éste texto a manera de biografía de sus libros y la reseña de la novela LA SOLTERONA, por sus 50 años y como encabezado de la SEGUNDA TEMPORADA DE LITERATURA Y MISTELA, por el escritor y pintor de Laboyos, BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ quien no se jactó jamás de su gran producción literaria y por quien encuentro sentido en las palabras de Vargas Llosa, al rememorar el nacimiento del Boom Latinoamericano para hablar del papel y los libros de sus colegas  en París:

“Nos leíamos, nos admirábamos, nos queríamos”


Marco Polo
Altillo de Villanova
Agosto 21 de 2019
Bogotá D.C. 

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