J.M. Coetze
Elizabeth
Costello
A través de ocho discursos Elizabeth
Costello, una escritora anciana hace una verdadera introspección sobre lo que
cree, al ejercer como escritora, mujer, madre y anciana.
Toma los temas mas actuales, o los
que estima de su especial interés y procura sino exponer, muchas veces debatir
consigo misma en el momento de su exposición
ya sea porque duda o teme enfrentar una posición contraria.
Es notoria la humildad con que la
escritora al llegar a su edad, ha podido establecer con sabia consideración en
torno a las falencias de su propio conocimiento. Entonces admite las lagunas de
su propia ignorancia y la falta a estas alturas de su antiguo atrevimiento.
Los temas que trata son de mucha
actualidad y todos tienen que ver con su necesidad de narrar, con el oficio de
traer a colación historias renovadas para no seguir siendo parásito de los clásicos,
son la singularidad de la ética femenina.
“Todo
el tiempo tomamos cosas de nuestra vida. Son nuestra fuente principal, en cierta
manera la única”
Nos dice al exponer sobre su
realismo y prever que conque uno solo de sus libros llegue a un solo lector,
con ello basta.
Sus libros no todos conocidos, pero
el que más, aquel que revive a Molly Bloom y que la llevó a la fama para obtener
la oportunidad de ser invitada a dar conferencias sobre todos los asuntos,
preocupándola al establecer que una cosa es escribir y otra es ser pensadora. Y
a estas alturas dejando de lado sus otras obligaciones de madre y mujer.
J. M. Coetze prevalido de éste
infundio y mediante las conferencias que expone su escritora,(A la postre las
que ha dictado el premio nobel) intenta desnudar la fragilidad misma del
escritor y realizar esa autocrítica que no ocurre en muchos escritores que
siguen en las nubes de su ego.
Pese a que es un enfrentamiento de
carácter ético que asume sin confesarlo la escritora.
Al sopesar su interior y sacar de sí
experiencias y opiniones sobre el oficio, se muestra en todo el esplendor
humano, en su vulnerabilidad pese a haber sido tocado por las alas de los
dioses que le han permitido cohabitar con ellos.
Un nobel que pese a su altura,
desciende en la voz de la mujer para decir, sigo siendo humano, en temas
actuales como:
¿Es la novela africana estrictamente
oral?
¿Es comparable nuestro maltrato a
los animales, como lo fuera el de los fascistas con los judíos en los campos de
concentración nazi?
¿Deben existir “lugares prohibidos”
para el escritor, que lo obligue a no infringir de nuevo el mismo dolor a los lectores?
Eso constituye el Mal en la literatura…
¿o es posible concebir la bondad con
la actitud obsequiosa o religiosa de la modelo que no solo muestra el pezón al
artista moribundo, o procura revivir su impotencia senil?
¿Es la crueldad bien narrada, algo
“obsceno” para la literatura?
¿Tienen los animales derechos y
entre ellos el derecho a la privacidad?
Al final y volviendo a contar el
cuento de Kafka, “Ante la ley” pide
información para poder cruzar la puerta y divagar por mucho tiempo para resolver
acertar en si expresar sus creencias para ser admitido ante el guardián, o
ante un grupo de jueces, pero no logra
ser aprobada su argumentación, entonces piensa que el ejercicio de escritora ha
sido inútil, como la misma literatura, porque el escritor lo hace “mientras se ahoga” y ser humano o ser
dios, se compara con el anagrama en inglés de las palabras Dios y perro, paradoja que se cristaliza a la postre con las mismas
letras: God-Dog.
Pero de fondo nos queda la sensación
de que el autor, ante todo quiere que el lector se estrelle contra alguna de
sus tesis, las de la Costello, mal o bien concebidas o regularmente expuestas,
o dudosas, y pueda llegar a reelaborar su propio pensamiento, único objeto de
un buen libro.
Marco Polo
Altillo de Villanova
Bogotá D.C.
Marzo 2 de 2018.
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