El Lazarillo de Tormes
Una necesaria relectura, que procuré
antes de la elaboración de mi último libro, era la de la magnífica novela
cumbre de la picaresca española, El
Lazarillo de Tormes.
Se ha hablado de la modernidad de
ésta novela en pleno siglo XVI, la primera que se ha de considerar una bildumsroman.
Su autor anónimo rebuscado en
Toledo, donde se desarrolla la mayor parte de la acción sigue riendo a
carcajadas de quienes han intentado descorrer su identidad, sobre todo porque
el atrevimiento de esta obra, contradice el moralismo de la época y de la
novela que se había erigido como tal.
En mi modesto punto de vista,
reconozco como valiente, el que alguien coetáneo a tanta imposición eclesial,
haya sido capaz de crear un personaje que surge de la atroz pobreza de los
españoles.
Un pobre niño desvalido que antes
que llorar procura luchar para conseguir al menos un mendrugo, ejerciendo las
mas enojosas y miserables labores.
Pero sobre toda la primera, la de
tener como su amo y señor a un ciego, quien a la postre por carecer de la
visión, es quien mas le enseña a ver y quien pese a carecer de la vista, ejerce
de partero, médico y yerbatero de la época para las curaciones de las mujeres,
además de ejercer una gran labia que enseña a su lazarillo en extrañas
oraciones.
De otro lado si se estaba saliendo
de las novelas de caballerías, es portentoso como alguien es capaz de escribir
en primera persona, la historia de cómo pudo ascender de la mendicidad a una
labor que aunque precaria como vil, la de pregonero, era oficio emanado de la
realeza y pudo llegar a conseguir de igual forma una esposa, que aunque ya tres
veces parida, le dan el lustre de ser un mancebo.
Algunos piensan que se trata de una
novela epistolar dirigida a un supuesto superior que logre llegar a enaltecer
con algo de honor su pasada vida.
Por lo demás se trata del
crecimiento de un niño, que en medio del hambre ejerce para varios amos su
miserable suerte, de la que va aprendiendo a los golpes, que ha de trazar hacia
el futuro su vida solitaria de huérfano.
Como en todo el género de la
picaresca, el personaje central es tan avezado como el que pretende engañarlo y
aunque paga mucho por el mínimo aprendizaje, logra llegar a una cuasi parecida
profesión, que al menos lo equipara con una labor con carácter de
independiente.
Y no notamos, como algunos creen ver
en la picaresca, ni resentimiento, ni desvalor porque precisamente se trata de
conquistar un verdadero sentimiento y los verdaderos valores de que gozan los
hidalgos.
Eso sí, una portentosa carcajada y
una alegría de indulgencia nos acoge al ir recorriendo cada una de sus
brillantes o atrevidas respuestas a la
vida.
La novela está escrita con un
lenguaje brillante, de la época, en donde la palabra transforma en arte la
realidad histórica y lo literario en realismo palpable.
“ Cuantos debe de haber en el mundo
que huyen de otros porque no se ven a sí mesmos!”
Dice el Lazarillo de Tormes.
Esa frase resume la novela.
Porque es el atrevimiento y creación
de un personaje que desde la indigencia logra elevarse a la categoría de ser
humano y sopesar sus falencias en el largo camino de conquistar la vida.
Marco Polo
Altillo de Villanova
Bogotá D.C.
17 de Febrero de 201
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