ALESSANDRO MANZONI

Los Novios





Alessandro Manzoni escribió en tres etapas la novela que inicialmente llamara Ferno y Lucía, la cual corregida en Florencia, en lengua toscana, es publicada por entregas como Los novios.

Nos atrevemos a pensar que fue su propio origen y relación socioeconómica la que produjo en su consciencia la postura justiciera de su libro, si fue fruto de una relación extramarital de su madre, pero a la vez, fue nieto de Cesare Beccaría, el del texto liberal De los delitos y las Penas que modernizara el Derecho Penal.
Aunque no entendemos, como es que tercia al final por los valores cristianos, frente a los ideólogos de la Enciclopedia. Y eso ocurre luego de regresar a su patria apenas recibió la educación y apellido en París, de parte de su padrastro.

Nos encontramos con que Renzo y Lucía sus dos personajes centrales en apariencia, son humildes, anodinos y de personalidades simples, él, un hilandero, ella, una campesina huérfana de padre, en una época atropellada por la necesidad de cambio; frente a Don Rodrigo el señor feudal aún, que se encapricha con la campesina y prevalido de una banda de hampones y criminales impide el matrimonio  de la pareja. Nos preguntamos ni no mediaba aun, al menos de manera informal, aquel oscuro derecho de pernada, que mitificara otra historia dramática en Escocia, con William Wallace.

Y aunque es agonía lo que la historia predica del feudalismo por estos años, la iglesia, es la que unida a la aristocracia permite su sostén y viene lo extraño, que el autor escoja por encima de las teorías revolucionarias liberales, el credo y solución por el cristianismo. De ahí, nos explicamos la existencia de la relación de cinco de sus personajes con la iglesia, o su ejercicio, dos de aquellos más complejos y dramáticos que los propios personajes centrales.
Pero tomar parte por los débiles y lo clerical es una forma de sortear las dificultades. Dice que nos transcribirá unos manuscritos donde viene una parte de la memoria histórica de esos años dramáticos para la Lombardía. “La historia… una ilustre guerra contra el tiempo” Milán, Monza, Lecco, Como, y llega a escribir la novela considerada, la primera novela histórica de Italia y la segunda obra luego, de la de Dante, por casi los mismos años en que se produce la otra obra histórica italiana El gatopardo.

La novela pese a su ubicación territorial y a ser en apariencia una historia romántica, es una novela que totaliza la historia general del norte italiano bordeando la unificación, como su antecedente.
De plantear al inicio la descripción del paisaje, entra en situación y lo primero que nos refiere es la normativa de los bandos para el control de los hampones y hace su aparición la historia del personaje de Abbondio, el cura cobarde, que es amenazado para que no lleve a efecto el matrimonio de los jóvenes.

La publicación por entregas permite al autor depurar la técnica que enlaza el capítulo antecedente con el nuevo, donde es notoria su intención por el suspenso y que en nuestro tiempo es utilizado por los best seller.
 Y no es la única técnica que desarrolla, porque hasta el monólogo interior lo desarrolla y además con mucha naturalidad el atrevimiento, de la novela dentro de la novela, con historias de nuevos personajes que se adhieren con facilidad a la historia central.

El ánimo justiciero del autor pulido por su propia vida, le dan una visión totalitaria del poder y por ello, trae la solución dentro de sus propios personajes. Abbondio el cobarde. Cristóforo un capuchino arrepentido de su crímen, que cura su pecado con la piedad y el bien de los pobres, para llevar una vida santa. Otro arrepentido, el Innominado y la monja de Monza una pérfida y maleada religiosa por la imposición paternal y el Santo de alta jerarquía, Federico Borrano, cardenal que ejerce una especie de vida franciscana que reluce y asombra en las páginas y que debió impresionar de buena manera al actual pontífice Bergoglio quien pareciera imitarlo, para llegar a comentar públicamente que su novela preferida es Los novios.
Se ha criticada a veces como una novela donde el personaje central es la divina providencia, de ahí la cercanía con el papa, para reafirmar el sermón sobre el perdón de Dios y de los hombres.

Los siervos ofendidos deben huir de su tierra, ante el acoso de los perversos sicarios de Don Rodrigo y para ponerse a salvo, donde no valieron la clemencia solicitada por Cristóforo. Entonces, se asimila a una obra de teatro un tanto dramática.
El cura Cristóforo logra dar acogida a los tres escapados y los reubica lejos de Don  Rodrigo.
La nostalgia de la partida de éstos acoge las páginas de la obra.


En el medio de la historia de los montañeses viene, la hambruna en Milán, el Motín del Pan en Europa, la guerra y la peste bubónica que sólo sabemos por el primer contagiado que lo fue, en medio de la ignorancia sanitaria que da escozor. Y al describir éstos tres elementos terribles de la historia, es cuando la casta y experiencia del escritor sobresalen y su narración se hace cinematográfica y se luce Manzoni quien oficia, como un avezado camarógrafo, sobre todo en las escenas multitudinarias, repletas de actores, digo, de personajes que se adelanta a la técnica de la filmación .

Es probable que casi al final y con el ánimo casi estadístico, nos traiga un par de capítulos que enfrían la calidad dramática de la obra. Y el mismo lo admite y casi se disculpa ante el lector, con el cual establece una verdadera comunicación para interactuar a lo largo del texto.

Su relato es extraordinario.
A veces nos hace pensar, si de aquí se sustrajeron esas escenas que tanto empobrecen el cine de actualidad, con los muertos vivientes que podemos apreciar en las escenas de la peste donde una fauna de “monatos”, campanilleros, comisarios o decuriones, encargados de la cruel cuarentena en el lazareto, arrasan con lo que queda de humano por las calles de Milán.

Genial el manejo del suspenso, cual si fuera una corta herida que no se cierra de  una vez, como si por segundos debiéramos soportar el no encuentro de los novios, para que una vez frente a frente, surja un último escollo y sea la misma Lucía quien al sacar a relucir su voto dado a la virgen,( cuando estuvo en uno de sus más grandes apuros), impidan definitivamente la unión.
Útil como guión de telenovela. O mejor, de allí se extractó. Porque hablamos de 1620.
Eso le da al autor unas treinta páginas de ventaja, para jugar con el lector a llegar al final.
Y ni qué decir de la forma natural como el mismo, critica el ideal de la pareja, su belleza o cuento de hadas. Los propios aldeanos critican duramente la pareja por no ser el ideal que se habían imaginado y que al final no viven tan felices sino de forma normal, trabajando.

Marco Polo
Altillo de Villanova
Bogotá D.C.
Septiembre 16 de 2017


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