EL POETA DE LA PLATA, EL DEL AGUA EN LOS BOLSILLOS.







(Para los que niegan la Paz)

CAIN
"Mudo contemplaba la hoguera cuando
pensó en matar a Abel. Ciego anda el crimen
desde la tarde en que levantó su garrote de odio, 
su hueso negro".

GUILLERMO MARTINEZ GONZALEZ


                                       (Ultima fotografía de Guillermo, en la feria de 2016)



“Después de deambular por diferentes oficios y ejercer con eficacia el arte del desempleo, sobrevivió en Bogotá como editor y librero”.

Se lee en la biografía de la última antología de poetas del Suroccidente de Colombia que abre sus página con él.
El joven de mirada arrobada ante el Iguá, viajando en hojas desde el patio del colegio. El lento caminante siguiendo una certeza en la canícula,  el que desea ser parte de la lluvia y de los pájaros, como un perseguidor de atardeceres y  melodías, nos llegó un día “cantando amor a las ventanas”, gustando de “esas puticas que se lo dan al viento” en la ciudad que aún no comenzábamos a caminar.

Se ha silenciado su voz, pero escucho desde el sur del Pacandé, el ronco rumor de brisa que se desprende desde las tamboras, para recordar la necesidad de Paz a los que se acostumbraron a vivir del desprecio.


Sabemos de su “diario de medianoche” dictado por fantasmas y vampiros, por seres inexpugnables y poetas de mitos y pájaros que saben del festín humano, o el ser invisible que tendió los “puentes de niebla” con la piel desnuda,  arrojado por el viento del sol negro escondido en los escombros del temor, para no ser hallado por la encía vacía de un Dios con ángeles ciegos que no podrán nadar en el Páez.

Viví sus “Mitos del Alto Magdalena” teñidos de lunas ciegas y hojas afiladas como dientes, por donde fue desfilando la infancia del incrédulo, con  silogismos de colores encendidos avivando en la hoguera imaginaria, los nombres mágicos de la memoria. O “el árbol puro del rio” de donde atisbó a sus ángeles, y vio la primera virgen desnuda, o el loco vestido de oro en los despojos de un escondite de juego, o cadáveres nocturnos con los hambrientos y alguien oscureció su escuela y el recuerdo se volvió un ángel negro y del rumor de alas sólo quedó el canto y el viento para sus poemas.

He podido compartir con él una hoja de papel, mientras oficiaba de escriba del pueblo en la Cultura del Huila e impulsaba la construcción de los relatos  del amor trunco.

Si, Guillermo Martínez González  ha ido madurando su poesía en la piel, desde 1.952, volando en su barco flotante, conduciendo caballos de silencio. Viajando al oriente de donde nos trajo hermosos haikus y bosques de bambú desde china,  desde donde nos susurró  la certeza de haber escuchado el nombre del pasado.

Oficialmente su biografía  escrita en la nube, dice:

Desde la infancia, Guillermo Martínez González recibió grán influencia estética de sus abuelos paternos, la poetisa Matilde Espinosa de Pérez, y el pintor Efraim Martínez.
Licenciado en Filosofía en Letras.
Como Director del Instituto Huilense de Cultura, en l987, llevó a cabo una serie de eventos para la promoción de los valores culturales de ese departamento colombiano.
Se ha desempeñado como profesor de literatura hispanoamericana, además de llevar la dirección de Trilce Editores y de la revista literaria "Pretextos".
Ha publicado varios libros de versiones de poetas chinos, entre otros: Wang Wei, Lu Xin, Li Po, etc.
En 1993 obtuvo la Beca de creación individual en Poesía, Francisco de Paula Santander, del Instituto Colombiano de Cultura, con el libro Tres Poetas de Lengua Inglesa (traducciones de W.B. yeats, Theodore Roethke y Kenneth Patchen)”.

Marco Polo
Altillo de Villanova
26 de Septiembre de 2016. DIA DE LA PAZ EN COLOMBIA.
Bogotá D.C.




                                     

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