JORGE CONSUEGRA ENTREVISTA A MARCO POLO.



                         

                                


Entrevista, Marco Polo

Entrevista, Marco Polo
By Libros y Letras19 de abril de 2016

Marco Polo habla de su experiencia
con la literatura, los libros, la creación literaria,
su más reciente libro… 

Reconozco con humildad que entre los cuatro y cinco años aprendí a leer y me ejercité con voracidad en estos primeros años, en los cómics, que al final me llevaron a los libros sin ilustraciones 


Por: Jorge Consuegra 

Nos sorprendió su más reciente novela Armas de juego primero, porque combina la ficción con su realidad, y segundo, porque logra hacer una detallada radiografía de lo que ha sido nuestra historia, de lo que es y de lo que muy seguramente será. Es una excelente novela con llamados de atención, con testimonios muy bien logrados, con paisajes realmente inolvidables y con personajes que sorprenden a propios y a extraños. 

¿Su infancia siempre estuvo rodeada de libros? 
Reconozco con humildad, que entre los cuatro y cinco años aprendí a leer y me ejercité con voracidad en estos primeros años, en los cómics, que al final me llevaron a los libros sin ilustraciones. Mi madre y mi abuela paterna fueron el lado culto de mi infancia. Los libros sin ilustraciones aparecieron en la biblioteca de una tía.

¿Quiénes lo metieron en el maravilloso mundo de los libros en los inicios de su vida? 
Mi madre, con quien aprendí de memoria versos de Rivera, el cine y el “Carpa teatro” que iba al pueblo y en lugar de payasos presentaban obras dramáticas como “Genoveva de Brabante”, que a la postre me remitían a mis propios libros de historietas o a textos ilustrados. 

¿Cuáles fueron esos libros que lo acompañaron desde su primera edad? 
Al pasar a libros sin ilustraciones busqué los ya conocidos: Dostoievski, Stevenson, Julio Verne, Defoe, Homero, Las mil y una noches, libros de mitología e historia, de cine y aventuras y pude comprobar que los ilustrados salían de libros “reales”, hasta que llegué al libro de Marco Polo y al Decamerón, textos que pasaban de 400 a mil páginas como Lo que el viento se llevó.
 
¿A qué edad escribió los primeros “remedos” de cuentos? 
Eso ocurrió a los doce años, cuando comencé a escribir en cuadernos de escuela que llamé “tacuinis”, aquellos cuadernos mágicos que servían para adivinar a los chinos y que refiere el libro “La descripción del mundo” del italiano.




¿Cómo eran los juegos de su infancia y adolescencia? 
Como crecí en los sesenta en un pueblo, mis juegos fueron aquellos, “sociales” que se jugaban con los vecinos de noche a la orilla del andén repitiendo versos o respondiendo interrogantes, o los de recreo en dramatización de nuestras historietas en parajes del oeste, lomas y árboles, con los propios juguetes que nos tocaba elaborar y que vine a descubrir luego, eran “armas”(el zumbambico, la cauchera, la escopeta, el arco y la flecha, el aro, el trompo etc.). 

¿A qué edad supo que podía escribir temas de largo aliento convertidos en novelas? 
Fue muy pronto. A los dieciséis años prácticamente diseñé la primera parte de la novela, que pude terminar en el 2.013, se encuentra bosquejada título a título en uno de esos viejos cuadernos, como si los “tacuinis” me hubieran ayudado a adivinar. 

¿Cómo surge la idea de escribir sobre Armas de juego? 
Eso ocurrió en un receso de mi escritura, cuando mi trabajo se oscureció un tanto en el ejercicio como Fiscal y dejé de publicar. Los casos violentos que debí discernir en medio de la guerra del narcotráfico me hicieron preguntarme. ¿Por qué los colombianos somos así? Y vislumbre su respuesta en una vuelta al pasado. En la introspección de la infancia. 

¿Es una especie de radiografía de su vida? 
Las radiografías muestran a través de un individuo. Aquí utilizo elementos personales de la memoria histórica y les agrego apartes de ficción. Pero en modo alguno negaré que tiene mucho de ese “rostro” o de ese “único libro” de que hablara Borges y que he utilizado para una especie de “catarsis colectiva”, con dirección a nuestros infantes que pasen de los doce años y por supuesto a los que rebasen esa edad. 

¿Allí hay mucho de la vida de Marco Tulio Polo? 
Si hay mucha vida del autor, pero también de mis paisanos colombianos y de la experiencia literaria. 

¿Cuál es el objetivo de la novela? 
Es el objetivo de cualquier libro: divertir, rescatar la memoria histórica. Hacer una introspección de mi país en el ser nacional, e interactuar con el lector. 

¿Se siente más seguro escribiendo novelas que cuentos, en donde ha ganado en varias ocasiones? 
Me es igual. Solo que el ejercicio del cuento, despreciado por el comerciante de libros, ha sido mi mayor ejercicio y como decía, obedecía a un plan trazado desde muy joven. Pero éste libro es un homenaje a los grandes contadores de historias que siempre existirán en el mundo, a esos primeros compiladores de cuentos que como Bocaccio produjeron el novelino, a las compilaciones como Las mil y una noches que al fin y al cabo son cuentos como la Odisea y a los libros de aventuras con que he mitigado el dolor de escribir. Por lo demás me siento honrado de haber escrito al estilo de los últimos premios Nobel que realzan el cuento como el origen de la literatura. 

¿Su vida como abogado se ve reflejada en su obra en general? 
No, el ejercicio del derecho fue una forma de sobrevivir. Pero en un libro Cuarto de amor discretoque publicara y fuera finalista nacional de libro de cuentos en el premio “Ciudad de Bogotá” en 1.991, me propuse otro bosquejo y dividí el libro en las tres partes en que pensaba, iría a concluir mi obra: Del pueblo, de jueces y de sueños. Esta novela es la primera parte. 

¿Será que los colombianos hemos sido siempre inclinados a irnos por la violencia que por la paz? 
El ser humano es violento. En todos los estadios de su evolución. La guerra y la paz, es la política por un medio u otro. Nuestro país ha sido político y hemos querido llegar a la cima de las utopías con éstas formas de la política. Pero se agotaron las utopías en el mundo en sesenta años y nosotros seguimos en guerra. Por lo demás se reflexiona sobre el oficio de escribir en estos días, donde los héroes ya no existen. 

¿Cuánto tiempo duró escribiendo, corrigiendo y haciendo en general la novela? 
Concebí la novela hace más de veinte años. Su ensamble ocurrió hace unos ocho. La corrección unos tres años y el gramático que contribuyó a la corrección de estilo murió antes que el editor acatara todas nuestras correcciones. Un amigo de la infancia, también escritor y miembro de un Taller de escritores de una universidad, contribuyó a mi decisión de publicarla. 

¿Tiene en manos otra novela similar? 
Esta novela fue concebida como una trilogía. Existe la continuación de ésta novela y una final. Pero es la necesidad de jugármela con otra forma de volver a contar. No estimo bien publicar otra novela, similar a una entregada al público. Desde El Quijote y Tom Jones se han establecido normas para la novela que el atrevimiento nos ha permitido ir derrumbando. Busco la forma de contar las que siguen. Una novela es la obligación de decir lo que siempre se ha dicho, de otra manera. 

Varios escritores hablan sobre
Armas de juego





Armas de juego es un libro fuera de serie, complicado, tierno, múltiple, trabajado deliberadamente como un desafío al arte de narrar”. 
Fernando Soto Aparicio 

“La memoria, que tanto nos encadena con la nostalgia, también nos libera con su limpieza. Instrumento utilizado por Proust para componer “En busca del tiempo perdido”. Es también el instrumento de Marco Polo en su novela “Armas de juego”. La utiliza para develar la existencia del ser humano”. 
Jorge Guebely 

“Y uno sabe que la literatura es esencialmente lenguaje. La literatura es la vida resumida en un libro. Y allí estaba la vida de una, de varias generaciones. Estaba la vida mía puesta allí, como si yo me sintiera protagonista del libro que es una gran verdad de un libro(…) 
Y uno se queda con sus páginas en la mitad del corazón”. 
Carlos Orlando Pardo

“La retoma de estructuras acuñadas en los orígenes de la narrativa occidental(…)la dota de actualidad, de libertad, de un sentido de cruce de caminos y de artificio lúdico”.
Heider Rojas 

Armas de Juego es también un inagotable ejercicio de escritura, un intento desbordado por captar la comedia humana en el tiempo, un tiempo que fluye y fluye en la memoria y los sueños, la historia y la fábula”. 
Guillermo Martínez González 

“En nada semejante a la escritura de novelas en nuestro medio, abanderada por decirlo de algún modo, de la renovación del concepto de escritura como goce estético, es la propia narración, manejada con maestría por su autor, la que le da a Armas de juego la contundencia que nos reúne hoy para celebrar su alumbramiento. Los invito a disfrutarla”. 
Benhur Sánchez Suárez 

Marco, nos deja Armas de juego(…) Crea una ficción, una novela llena de vida; sí. Porque allí va la vida; no se trata de un esteticismo hueco o espectacular o sólo brillante. Allí está la vida pero no una vida que se impone al arte sino sujeta, dominada, envientrada en él. 
Joaquín Peña Gutiérrez
















 






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