Louis Pawels y Jacques Bergier

El retorno de los brujos




 

Este libro habitaba en mí sin haber sido desbrozado y vuelto a tachonar como hago con todos.

 

Leído o releído por tramos. Por pedazos de necesidad, se ubicó a mi lado por allá en los finales de los años sesenta, absorbiendo el polvo sin dejar traspasar su total y fecunda sapiencia .

 

Un joven que llegó no de arriba, sino del sur, de las tierras misteriosas de San Agustín quiso conocerme y me lo trajo de obsequio como si viniera del futuro, al encierro oscuro que era ese pueblo que deseaba y necesitaba abandonar. 

 

Era una especie de transporte de mis días, del atrevimiento a volar, que llegó acompañado de otros dos, uno de Simone de Beauvoir y  una biografía de Hitler cuya autoría estaba en cabeza del alemán Alan Bullock. 

 

Sobre el primero de éstos últimos pude hablar en mi primera novela, y cierto concepto punitivo de Hitler vagó en mi memoria, y ahora de nuevo regresa esa especie de magia que es sumun de admisión de multiplicidad de ideas para ir hacia el frente y aclarar sin miedo el descubrimiento.

 

Por ahí he referido que ese joven que creía en mí como en un poeta real que nunca fui, cambió conmigo sus zapatos por aquellos con que yo caminaba y estaban agujereados, adicionando esos libros de obsequio.

 

En ésta pandemia, luego de haber iniciado la escritura de un cuento un tanto oscuro, sobre un hombre oscuro que era un Fiscal y que tenía un libro de lujo de tapa dura y negra, caí en cuenta que debía volver a sus páginas, luego que lo volví a encontrar en Thomas Mann, y su alusión al tema de Thot. En realidad el mismo Hermes Trismegisto, de la mitología griega, el inventor de la escritura, el patrón de todas las bibliotecas y el inspirador de toda la actividad intelectual, cuyo nombre, por poco es heredado a Laurence Sterne, en su Tristrán Shandy caballero, sino es porqué la encargada se tropieza, olvida y crea.

 

De forma pausada he ido leyendo con la sorpresa y confianza de volver a  saludar un viejo amigo escondido en su cueva de asceta y misticismo, porque aquel lejano libro misterioso entrañaba la posesión de ese viejo texto conteniendo un extraño y antiguo Corpus Herméticum que me permitió al menos observar el libro oscuro del citado personaje por crear, que primero me asombró y después quise desbrozar también, y que a lo mejor algo de su contenido pudo fluir de alguna manera a mi segundo libro de cuentos que me aprestaba e terminar por aquel año para concursar, cuando todavía ejercía la ingenuidad sobre los concursos, en el Segundo premio nacional de libro de cuentos, Ciudad de Bogotá cuando uno de sus jurados no confabulados, mencionó algo de mis finales herméticos.

 

Por el tiempo transcurrido, el joven al que aludo arriba, sabía que yo iría abrirle la puerta a éste libro, visto que tenía mi mente tan abierta como la ambición de un miserable que no se queja ya:

 

“Las ciencias de hoy, si las abordamos sin conformismo científico, dialogan con los antiguos magos, alquimistas, taumaturgos.

 

“Hay que ir mas allá de la contradicción aparente entre materialismo y espiritualismo”

 

“Si los literatos y los artistas van a buscar lo fantástico fuera de la realidad, entre las nubes, es por falta de imaginación”

 

“Detrás de lo simple y visible, está lo invisible y complicado”

 

“Existen, tal vez, uno o varios universos paralelos al nuestro”

 

“Este libro no es una novela, aunque su intención sea novelesca”

 

“Una vida lograda es un sueño de adolescentes realizado en la edad madura”

 

Admitir los brujos, lo oculto, las antigüas civilizaciones y sus libros, perseguidos, destruidos, o desaparecidos que jugaban con la ciencia, la técnica y la lucha del espíritu del cura Teilhard de Chardín y el materialismo que vulneraba el sometimiento esclavizante del catolicismo atroz, en un pueblo que nos sometía a una mazmorra de cadenas, como si al fin pudiéramos llegar a obtener de premio el conocimiento universal.

 

Cinco capítulos para pensar, a partir de la ternura que le inspirara su padrastro a Louis Pauwels, aquel quien lo educó desde el duro ejercicio de la vida al atrevimiento brillante de pensar.

 

Una historia de la idea, del atrevimiento, para llegar a la hipótesis y la prueba de la movibilidad que se produce entre lo aparentemente oscuro y la técnica y ciencia conservadoras y quietistas.

 

Las conspiraciones que nos ocultaron, en razón al supuesto peligro de la sapiencia, para que la luz no fuera desviada a manos criminales, equívocos encargados de cegar al que vislumbró la idea, que de ninguna manera podía llegar a ser popular.

 

La alquimia como posibilidad de hurgar en la luz y buscar su alcance para salir del sueño. La mezcla real de la magia con la ciencia. La definición de una realidad fantástica para la literatura.

 

Lo extraño de las sociedades secretas y la verdad, con el final del posible hombre infinito o nuevo, con el mismo atrevimiento de la infancia para admitir un hombre renovado o mutado para obtener la cercanía de los dioses, ubicados en ese infinito que es posible dilucidar con la cábala a través del  Aleph de Borges, que nos había hecho pensar en el tiempo de la cuántica de Hawkins.

 

Ese infinito que avizora la mutación favorable para unir la búsqueda individual a la totalidad de una certeza colectiva que nada tenga que ver con la tiranía y los absolutismos políticos, sino con el AMOR, cuando se ha llegado a comprender y cuando todo lo comprendido es bueno.

 

“ No hay nada nuevo, salvo lo que se ha olvidado

 

Marco Polo 

Altillo de Villanova

12 de Julio de 2020

En medio de la danza de la muerte.

Bogotá D.C.

 

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