RAY BRADBURY

Fahrenheit 451

La alegría de pensar






“ Los buenos escritores se adentran a menudo en la vida. Los mediocres solo pasan apresuradamente la mano por encima de ella. Los malos la violan y dejan que se pudra.”


Por fuera de oler la nuez moscada que aroman los libros, estos llegarían a ser destruidos por el fuego en un opaco futuro. 
En el ideal, en la memoria salvadora de unos cuantos hombres que los recitarán vendrá el aroma del recuerdo, como nuestro deber, la mayor obligación. Esa que está en las estrellas y los elementos que amamos pero que nos balbucean al menos sus recuerdos eternos.

Nuestra pequeñez ha impulsado al hombre a votar con las mayorías; y las minorías deben disolverse en el olvido de su pasado.

Igual de allá o de acá, de  un color u otro, todos los regímenes que pretendan uniformarnos y crearnos la imagen de una felicidad vacía, sin naturaleza  y sí, con monstruosos animales metálicos que cuales sabuesos, pretendan controlarnos y entrar hasta el inconsciente desde donde nos escuchan y borran poco a poco la memoria para hacernos objetos, inanes, incapaces de tener necesidad de pensar o crear y dotarnos de la ilusión de que la felicidad es una pared total de T.V, donde solo ocurre lo que nos hacen creer, es importante.

“No quiero cambiar de bando para que sigan diciéndome que hacer”


Por ellos éste país quemando los libros, igual que lo hiciera Hitler, igual como se quemó a las supuestas brujas, igual que la cruz quemó a nuestro ancestros, pero igual que los indígenas quemaron las primeras ciudades a los conquistadores, porque era imposible enfrentarlos pero lo hicieron.

 “Lo que no se puede enfrentar, debe quemarse” dice el autor, haciéndonos dudar.

Clarisse McClellan es la niña que ejerce aún la actitud de pensar y a la que el consumismo no ha podido oxidar y menos borrar, porque todavía ama la lluvia y la naturaleza y logra la amistad del terrible Montag, el bombero quemador de libros que al final husmea lo que le parece que se encuentra al otro lado de su inútil labor y pesca de improviso el aroma de los libros presentido en la actitud de la mujer que prefiere incinerarse con ellos antes que huir.

“Tiene que haber algo en los libros, cosas que no podemos ni imaginar para que una mujer sea capaz de permanecer en una casa que arde”

De las llamas que solo necesitan arder a 451 grados Fahrenheit para quemar el papel, surge una voz, una orden devastadora desde la misma catástrofe ardiente de las luces amarillas, rojas y crepitantes.

Esa voz que ruge del incendio  nos estimula a contar, a volver al pasado en nuestra obligación de fotografiarlo con nuestra memoria si el papel se quema y grabar para las nuevas generaciones lo que ocurrió y lo que contiene la voz melodiosa de los hojas de los libros. Lo que fue de la historia para procurar un nuevo mundo después de la conflagración y la oscuridad.

Este libro y otros que  expresan  distopías, nos aportan la alegría de ese ejercicio que se llama PENSAR. 

Ese ejercicio de crear sin disfraz, sin uniforme alguno enumerado y sin la fila de consumo, cuando nos resistimos a escuchar solo la T.V. y no poner tanta atención a la voz del gran hermano que por la web , nos amasa en la mesa del sacrificio para poder trocearnos y tirarnos a la basura del olvido.

(…) Atibórrale de datos no combustibles, lánzales encima tantos “hechos” que se sientan abrumados, pero totalmente al día en información. Entonces tendrán la sensación de que piensan, de que se mueven sin moverse, y serán felices, porque los hechos de esa naturaleza no cambian”

Es el libro que nos grita: Cuenta tu historia y si no puedes, memorízala para los tiempos de oscuridad. 

Y allí tenemos al libro brillando en medio del incendio de sus páginas:

“Ella no quería saber como se hacía algo sino por qué”

“Si no quieres que un hombre se sienta políticamente desgraciado, no le enseñes dos aspectos de una  misma cuestión, pues le preocuparás, enséñale solo uno”

“Los libros solo eran un receptáculo donde almacenábamos una serie de cosas que temíamos olvidar. No hay nada mágico en ellos. La magia está únicamente en lo que dicen los libros, en cómo unían los diversos aspectos del universo hasta formar un conjunto para nosotros”

“La primera como he dicho, es la calidad de la informaci­ón; la segunda tiempo de ocio para asimilarla, y la tercera el derecho a emprender acciones…”

“Los libros están para recordarnos lo tonto y estúpidos que somos”

“Los que no construyen deben destruir”

“ La salamandra devorando su propia cola”

“La tontería de confundir una metáfora con una prueba”

“Podemos recordar cualquier cosa”

“ No juzgues un libro por su cubierta”

“Vive como si fueras a morir dentro de diez segundos”

Marco Polo 
Altillo de Villanova
Bogotá D.C.
Octubre 9 de 2019


Comentarios

Entradas populares