HARPER LEE
“Matar un ruiseñor”,
o la credibilidad infantil
Scout escucha a su padre
“No hay en esta sala una sola persona que nunca haya dicho una mentira, que nunca haya cometido una
acción inmoral, y no hay un hombre vivo que nunca haya mirado a una mujer con
deseo”.
¿Pueden
los niños entender el sentido de la Justicia?
Alguna
vez me atreví a afirmar que nuestros niños estaban capacitados para escuchar
nuestras historias y entender la memoria histórica, hoy usurpada de la escasa academia, con el argumento de la edad.
La
voz infante de “Scout” llega a nuestros oídos con la suavidad del terciopelo.
Esa
niña que fuera Harper Lee, abogada también, nos retrotrae hasta los años
treinta de la vida sureña norteamericana, para mezclar la alegría y fantasía
infantil a la dura realidad de una patria racista.
Un
pueblo que es un país, una patria que es la infancia de todos, nos dice que
pese a la edad, es la vida misma inserta en estas página la que ilumina con
lágrimas el momento de la injusticia para tomar partido por la parte más débil
de los humanos.
La
fantasía infantil huye al ser descubierta por la razón y el juicio de un niño,
el único que aún puede verter lágrimas frente las instituciones amañadas.
Los
prejuicios se curan al poder vivir como niños la crueldad humana y del miedo
soterrado, saltar a la claridad con forma de bondad.
Y
esos sucesos casi no tienen tiempo en la mente infantil, porque se encuentran
unidos a la voz de la narradora que va y viene desde el recuerdo al ahora. Un
verano, un otoño, otro verano. Es el tiempo de la recuperación de la memoria
que va dotando a la página de vida.
Con
una sola obra hasta 2015, Harper Lee nos recrea la ilusión de la vida sacada
del recuerdo. Donde la justicia es como siempre una farsa en el juzgado. Pero
real en la vida, con existencia propia, como la respiración de la memoria.
Vuelvo
a ésta obra finalizando el 2016, luego que la doble colega, muriera en Febrero de
éste año mientras dormía a sus 89, y luego de haber salido otra vez a la vida
pública, con la novela que debió ser precuela de “Matar un ruiseñor”, “Ve y pon
un centinela”.
Como
se sabe y decíamos en nota anterior, fue amiga desde la infancia de Truman
Capote a quien pudo aconsejar en su “Sangre fría”, con la ternura de éstas
páginas.
Muy
buen época, para meditar en torno de la justicia, de la infancia y la
ternura.
“Uno no conoce de verdad a un hombre hasta
que se pone en sus zapatos y se mueve como si fuera él”
Marco Polo
Altillo de Villanova
Bogotá D.C.
Diciembre 20 de 2016.
Comentarios
Publicar un comentario