OTRA APROXIMACION A ARMAS DE JUEGO.
DE JOSE VICENTE TRUJILLO RAMIREZ
Profesor del Instituto Tecnico Superior de Neiva, Licenciado en Literatura de la Universidad Surcolombiana, compositor, poeta y escritor.
Una
narrativa insinuada a través de la angustia expresada sobre un conjunto de
círculos concéntricos que se originan en el punto central humano, ampliándose
minuciosamente hasta llegar hasta otro tocante exterior próximo y acorde.
En
esa ilación de circunstancias se inscriben parajes, lugares, puestos,
localidades, momentos, situaciones, intentos, hechos y lo fundamental, lo
humano en sus dos formas de verlo; lo simple y lo complejo.
En
ese enlace normal del discurso se encuentran recogidos el mito que parte de una
realidad y esta realidad que enriquece y amplía el mito; es decir, que en este
juego de palabras y frases prospera y aflora el significado dimensional de la
obra, “Armas de juego”.
Momentos
de algunos juegos tradicionales, de la recreación adolescente, del amor, el
desamor, el estudio, la ingenuidad en el sexo, la diversión, la rebeldía
juvenil, las contiendas presentadas y hasta casi el mismo odio, dejan
vislumbrar épocas difíciles y constantes que permean instantes de violencia.
“Armas
de juego”, inscribe dos espacios plenos: debilidades y riquezas. Endeblez porque fundamentalmente
describen las angustias de sus personajes debilitados en su accionar y
pensamiento. Abundancia porque allí se pintan los hitos históricos y
míticos que realzan su nombre.
La
narrativa de Marco Polo conlleva en su zaga el canto, la referencia, la
exposición, la alegría y también el dolor, pilares que embellecen el relato
para darle estructura a la fábula eje fundamental de los sueños inagotables de
un personaje que direcciona fundamentalmente cada relato, entre el punto
inicial y el punto tangencial tocante, espacio interminable del mundo narrado.
No
es casualidad encontrar en la narrativa de Marco Polo, el importante significado
de la leyenda. Lugares como: La
Guandinosa, Loma de la Cruz, La ceiba Milenaria, Matambo y
Mirtayú, Sanjuanito, El Tabor, La Vuelta del Cacho, El
Tendido, etc., son preponderantes expresiones que recogen profundos
significados, al igual que la referencia hecha al zoológico y fauna de los
personajes de pueblo: El ternero, El zorro, el Toro, el
Puerco, Bultuelana, Pastel, Popoche, Tilingo, Batata,
Pateplomo y de vez en cuando Memato y Huevo Tibio, todo lo
anterior al lado de la viejecita Lulú conforman el elocuente término Mito,
palabra mayor en la historia o en la vena literaria.
Sobre
la misma línea, los temas de familia, de amor, de locura y rebeldía que no
paran de verter el dolor humano, primer círculo circunscrito en la obra con
movimiento hasta el final.
A
primera instancia la aflicción familiar producto del choque entre los miembros
de la misma: padre, madre e hijos; la aparición de las primeras cuitas de amor,
las locuras cuando se están aprendiendo las grafías del alfabeto en el colegio
y consigo las salidas rebeldes de madre e hijos, son como las ideas más
sobresalientes extraídas de los primeros Tacuinis.
Se
referencia en Tacuinis del Pueblo Azul, espacios y personajes que continúan
alimentando y acrecentando el valor mítico y temático del extenso narrativo: Loma
Chicora, Loma Chata, la quebrada Las Damas, la Gallera Betel,
el barrio La Pesa, el Teatro Alcázar, entre otros, en el pueblo de
Seminario. Allí también personajes de la
talla de Patepalo, imitador de Piero, Capullo, el buen tallador
de madera, Suspiro, el único negro del barrio, Tiago primo de Toñil,
el temido cuchillero, Manoetigre, rector del colegio, Marianita y su hija Molly Luz, que ocupan un
lugar importante en la narración al lado también de los muchachos: Gaby,
Omar, Milo y Amadís (GRUPO GOMA).
Personajes anclados en el pueblo de Seminario dilucidados por los
avatares diarios que originan la aventura de la vida, desafiando el pundonor,
la alegría, hasta inmiscuirse en la tristeza.
A
lo largo del texto narrado, mediante un lenguaje excelso no se pierde de vista
la constante de un personaje con su manera de ver escurridiza, desde la niñez,
hasta avanzada adolescencia, corrido, melómano, inteligente, nervioso y
luchador en constante contradicción con su padre. Aquí se origina el dolor humano, un
progenitor aletargado por los efectos etílicos, la ausencia de una madre y unos
hijos en orfandad, no en falso se siente el abandono, desamparo, el desarraigo
y rabia, casi convertida en tragedia humana apenas mitigada por los juegos o
las pequeños triunfos y alegrías como la cauchera, el zumbambico, la rueda y la
nube que baila. Pero “lo peor de todo es
que el odio o desprecio con ánimo de venganza, es contra papa”, frase que se
escucha del narrador y rematará diciendo. “por eso, todos terminamos llorando
en coro”.
Un
lenguaje a veces directo, expresiones entrecortadas que en su contexto si dejan
traslucir su significado, palabras con gran potencial en su carga semántica,
derroche de expresiones alimentadas del goce literario, sin faltar por supuesto
el giro metafórico, es el nutriente de la extensa narrativa de “Armas de
juego”.
Cabe
anotar que el consecuente narrado que deja la obra, insinúa una apreciación
novedosa en el álbum literario, vaya uno a saber de cuantos lugares y autores:
su estilo sagaz y directo, la obstinación por no desfallecer en el intento,
disponen al lector en la cuidadosa tarea de encontrar el final del objeto
referido.
Espacio,
emplazamientos, posición, situaciones, personajes y temáticas invitan tal vez a
la observación de un mundo no macondiano, quizás no del coronel Aureliano
Buendía ni de Úrsula Iguarán, pero si de hombres y Marias que sienten el látigo
del dolor y la soledad en otra realidad que existe o existió en ese pais
llamado sur, llamado Huila.
Alusiones
con oleadas artísticas sobre el dibujo, el cine y música de los años sesenta y
setenta en algunos relatos, plasman la cotidianidad urbana, hasta encumbrar el
paso por la espesura de la mágica selva en la expedición al Guayas y en
complicidad u homenaje con la Vorágine
de Rivera bordea la narración en “Armas de juego”.
Es también la apreciación que deja Marco Polo en estos círculos
concéntricos que son sus relatos.
José Vicente Trujillo R.
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