VENGO A EXPRESAR MI DESAZON SUPREMA.

RODOLFO AGUDELO



Elevar el grito al cielo del poeta.
Traer a cuento la historia padecida y volver a repetirla al oído del viento.
Para mitigar "la desazón suprema" como una catarsis del alma del poeta.
Éste, un poeta de Gigante Huila, paisano e impulsor de muchas "nuevas generaciones" que se hicieron viejas también, como el  limo sangrante que lo conmueve.
Navegar los meandros de esa tierra feraz, la de "la Honda", la vega del abuelo que se volverá yerma, inútil, ahogada por el hombre que pago la coima al senador señalado y escupió ceniza sobre sus hijos en pos de la maldición del excremento del demonio.
Planear el alma por el territorio nacional en versos hasta el cielo prodigioso de los dioses idos y con su ofrenda de sangre tratar de curar de nuevo el dolor de ver otra vez despedazar la madre tierra.
Y al sentir tan cerca el veneno en la arteria de la patria rugir como minotauro herido buscando de nuevo, otra vez, el oído de los dioses.
En el recircular del olvido, vuelve la vena abierta de la patria a sacudir al poeta.
Son sus hermanos heridos los que incitan el grito.
Y es el capital el que con formas nuevas derrumba el muro de Berlín. Y su cabeza de medusa revive en millones de serpientes. Porque los gritos del setenta se quedaron en la trompetilla fría de los fusiles hollando también la tierra y la piel del humilde, sometiéndolo a otra guerra que era la misma del cincuenta.
Desvalido el pobre y desamparado, sin ejército al momento de confrontar al arrasador del río, solo tiene el plomo de la atarraya para cubrirse con ella, porque siguen de largo escarbando en su vientre la riqueza. Cuatro bogas enfrentados a los antimotines con los pertrechos de siempre. 
Por eso debemos buscar dentro, en la propia piel del poeta, la causa de sus cromosomas, que portan la genética  violenta del desastre, entonces se autoacusa de estar infecto del virus del filibustero y los bandidos en la sangre y por eso al final desgarra otra vez su grito para impetrar justicia. Ante el tribunal venal en el que no cree. Solo queda aullar el grito de la rabia del hombre solitario, inerme, abandonado y unido a todas las voces arrasar con su rabia el cielo:

VENGO A EXPRESAR MI DESAZON SUPREMA!!!!!




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