VOZ DE CANTO





“Es un escritor que escribe novelas en tercera persona, con las que ya me peleé.”

F. Vallejo sobre García Márquez.



Los que nos acostumbramos a escuchar el llamado a lista con el amigo. Los que competimos con una palabra para el grado de hace treinta y nueve años. Los que luchamos de forma secreta en un poema, echamos de menos su palabra mayor, pausada ya, en los años de colegio. Alguna vez reclamé su vacío en una antología de contemporáneos donde aparecen hasta los nombres del viento y no estaba.
Su necesidad de esconderse como dice, era impuesta por la pérdida de su voz y lo fui entendiendo.
Pérdida que ahora felizmente creo recuperada en parte con el libro “Caspas”, que pinta desde la portada la figura coloreada de un infante.
Entonces asisto al lanzamiento de la serie azul de “Caza de libros” y el amigo tiene para mi el ejemplar, que leo con la seriedad de siempre, con la necesidad de escuchar su voz, recuperada al tiempo y a sus fantasmas. Con antelación pude recriminar su postura derrotista frente a una novela y lo hice de forma tan cáustica que enseguida volví a escuchar otra vez su voz verdadera. Jubilados del pupitre, sigo esperando su palabra allende los cercados académicos, en éstos frágiles días de listados y cuentas: Joaco.

Joaquin Peña Gutierrez: Un caspa no habla por ti.

Siento que la impostación de la voz del narrador es la que “cierra su mano y su garganta”.
La angustia radica en no escuchar su propia voz.
En dejar que la voz propia llegue en voces de ahora, y su infancia se pierda en la oscuridad del temor.
El epílogo del libro  puede ser más poético que muchas de las mismas historias infantiles, donde de forma ficta una escritora salva la vida de un inexistente “caspa”, como si la literatura estuviera para salvar a otras personas a no ser que la vida del propio escritor.
En éste texto final el autor debe dar muerte a la voz que portó la historia, la del hada “criptica”, que no es de nuestro género infantil y la sigue ignorando sin asistir a su funeral. 
Esa postura indecisa, enreda las historias mas allá del huso de su necesaria sencillez, cuando esa Rapunzel de la palabra, pretende cerrar la voz del poeta y encerrar la palabra en su garra trabada.

Claro, es para mí feliz  encontrar al profesor de literatura escribiendo literatura.

Pero el crítico de adentro que lo ha secuestrado por años y liado con sus propias finas fibras, no lo libera aún, y cuando lo hace su voz debe perderse en voces de otros, sin su recuerdo, sin su mito y sin la preciosidad que aporta el sonido del YO, contando sus historias.
Por eso mis frases que apostillan cada uno de sus cuentos, los traigo a colación como un tributo al que está rompiendo los cabellos transparentes para poder recuperar su voz perdida y poder contar.

“El suicida no publicita su programa. Su incomunicación llega al fin con una nota explicativa”.

“Enredado entre los cabellos de Rapunzel y Penélope, el narrador pretende confundir la muerte con el amor del niño”.

“Si. Seguramente por obra de los medios ha desaparecido la infancia, la inocencia. Y para que las dos? Si pareciera que la corta vida se va rauda apenas avistamos la Luz”.

“Se ve lejano el embarazo en la niña. Pero es posible la anorexia en el colegio de pobre?

“Un niño filósofo de la literatura, su altura llega a la del narrador, entonces la ficción es ficta”.

“Epilepsia y hambre se encuentran en el colegio Distrital, como si la segunda peste pudiera ser el símil de una verdadera enfermedad”.

“Es adrede el enredar, el ser ininteligible. Es posible que por buscar “figuras” las palabras se tornen oscuras sin necesidad”

“La profesora desolada en su enfermedad, el alumno sin familia forjarán una adopción?”

“En el reducido mundo de la profesora es imposible evitar el matoneo, el duelo y los cuchilleros. Nadie salva a nadie. Se impone el crimen y el silencio. Y la palabra?

“En una época no se pedía para el mimeógrafo. Se hacía el periódico. Hoy hasta el cine es posible para el marginado. Un libro virtual tiene sentido de papel, de pared real. Sólo basta el deseo”.

“Nostalgia del escritor. De la necesidad de reconocimiento al autor de al lado. De la nuestra. El perro serpiente es de otro mundo, de una Historia sin fin que Michel Ende nos regaló”.

“La profe madre y la desolación no alcanzan a justificar el alma endiablada de los estudiantes de hoy, cuasi delincuentes”.

“La complicidad no salva al niño. Sino que hace mas profunda la brecha entre nuestra generación y la locura actual de colegio”.

“Sin padre, sin madre, sin familia.
El pájaro de la poesía debe ser para la soledad del personaje real y no para el socorrido Ulises”.

“Sacar a alguien de la droga, al alumno, con un insulto de barriada. A lo mejor es el corazón, que sin decirlo, ha entregado la profesora”.

“Cuando el narrador de otros lares se pierde, y habla el contador en directo, hasta se ve el recrear del brillo del cristal”.

Estas frases a lo mejor serían las reclamadas por todos los de la mesa redonda, de ese miércoles 6 de Junio en la noche, cuando se presentaron en la Gimnasio Moderno varios libros de cuento, de “LA SERIE AZUL”  de CAZA DE LIBROS los editores   Tolimenses de color PARDO, a quienes agradecemos de corazón la pulcritud y diafanidad de su tarea.

Lo presenciamos:

Edgar Bastidas, Jorge Pardo, Isaías Peña Gutierrez, Jose Luis Diazgranados, Edgar Sandino, Joaquin Peña, Marco Polo, Norma Lis y Claudia entre otros.

http://youtu.be/lWH38Gdb1pg



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